viernes, 1 de agosto de 2014

DESIGUALDAD Y ENOJO SOCIAL




Hojeando un New York Times debido a la crisis de deuda argentina llamó mi atención un artículo de economía y finanzas que se preguntaba por qué los estadounidenses no reaccionan con mayor enojo frente a las evidentes desigualdades sociales en su país. Claro que la pregunta podría extenderse a casi todo el mundo salvo a algunas pocas sociedades donde las diferencias sociales son mínimas (Europa del norte por ejemplo)
Más que encuestar a las poblaciones para medir su estado de enojo por las injusticias que deben vivir, uno podría suponer que algunos indicadores mundiales señalan un fuerte enojo, desacatos e incumplimientos de las poblaciones actuales.
Los factores que pueden darnos una pauta del espíritu de los tiempos son el abandono de los valores tradicionales del capitalismo productivo que eran: 1) El trabajo como superación y progreso. 2) Respeto a las personas y a las instituciones. 3) Mantenimiento de la palabra empeñada. 4) Alto cumplimiento laboral. 
Otros factores que irritan son la persistencia de bajos salarios que reducen el consumo en muchos países y perjudican a su vez a la industria; la creciente inseguridad mundial –donde va la vida en juego- el alto uso y abuso de drogas legales e ilegales más su organización y venta por el narcotráfico y el atraso tecnológico en grandes zonas pobres del mundo en que cerca de 4.500 millones de personas no saben que cosa es una computadora.
El alto precio de los alimentos en relación a las entradas y los insumos necesarios básicos más los "remedios" propuestos de Austeridad y desgüace de estructuras económicas reales, hacen que “Es la economía, estúpido” siga siendo una frase válida para explicar el cambio de paradigma económico que desde unos 35 o 40 años atrás como veloz locomotora conduce a la mayoría de la humanidad quién sabe adonde.             

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