martes, 5 de diciembre de 2006

Notas periodisticas publicadas

Relaciones. Ciudad Internet

¿Cómo es tu pareja?

Cecilia Galli

Si bien para muchos siguen muy vigentes los modelos de parejas tradicionales, hay cada vez más personas que eligen estilos diferentes.

Cada pareja es un mundo: y en cada una rigen reglas diferentes. De acuerdo a las preferencias y necesidades de cada una se forman, cada vez con mayor frecuencia, estilos variables.

Parejas “bien constituidas”

“Las parejas bien constituidas –explica, recurriendo a la ironía, la psicóloga Iris Pugliese, co-directora del Centro Psicoanalítico Argentino- corresponden a uniones legalmente constituidas bajo el signo del explícito dominio del hombre sobre la mujer. Son relaciones donde el esposo se reserva para sí el ámbito público y de desarrollo laboral la lucha por la vida y la mujer queda confinada básicamente al ámbito privado del hogar y la crianza de los hijos.”

La psicóloga explica que en estas parejas la mujer tiene escasa participación en las decisiones, pero a cambio de esas restricciones se exalta su función de esposa y madre-educadora de los hijos. “Es la representante del bello sexo, hada del hogar, debe obediencia al marido y tiene poca o nula independencia económica e intelectual aunque muchas veces administra el dinero en el hogar”. Pugliese se refiere a las parejas en las que los dos integrantes disfrutan igualdad de status como parejas informales.

La especialista observa que mientras este modelo tiende a desaparecer, permanece como ideal en lo inconsciente generando conflictos conyugales en las parejas jóvenes.

El psicólogo Víctor Michelón, por su parte, explica que luego de que se constituye la pareja, surgen problemas de convivencia: “los seres humanos amamos y odiamos al mismo tiempo; hay una ambivalencia en nuestros sentimientos que es totalmente normal”. Y dice que cuando los integrantes de la pareja se conocen, se aceptan mutuamente, y aceptan los problemas propios de la convivencia, aparece la pareja constituida (en el sentido literal).

“Entre ellos tienen algo en común –explica Michelón-. Hay un proyecto de vida por delante, un lugar compartido, gustos en común y cosas de apego que hacen que la pareja siga adelante.”

“Además –destaca el psicólogo- el matrimonio es la primera red de apoyo social, lo que se llama red vincular. Esta red sirve para apoyar a los integrantes de la pareja, e incluso mejora el sistema inmune.”

Parejas informales

“Una tendencia creciente en la relación de pareja es la de evitar la formalización del vínculo, más allá de que se reúnan las condiciones para legalizarlo –relata Iris Pugliese-. Y si bien este tipo de uniones no responde al modelo inconsciente de los propios padres, al menos genera la sensación de transitoriedad de la relación que ahuyenta ansiedades claustrofóbicas que desde hace algunos años ha generado la institución del matrimonio”.
Y sucede algo curioso: al no haber un contrato matrimonial, la pareja tiende a cuidar más la relación desde lo afectivo en el día a día.

La psicóloga explica que estas parejas están constituidas por jóvenes con estudios superiores, y que en el 40 por ciento de los casos formalizan el vínculo con la llegada de los hijos.

“Son relaciones simétricas en lo manifiesto en cuanto al ejercicio del poder y a la posibilidad de trabajar –dice la psicóloga-; pero cuando tienen hijos, la mujer se repliega en el hogar hasta que pueda retomar su actividad años más tarde”. Y aclara que si bien la relación es diferente a la del modelo tradicional, aún subsiste la división del trabajo anterior en el hogar y el cuidado de los niños suele ser tarea prioritaria de la madre, aunque el hombre colabore.

Parejas atípicas

“Son parejas en las que el polo femenino está representado por mujeres autónomas, activas, responsables y ambiciosas cuya autoestima está basada en los logros obtenidos con el esfuerzo personal que les daría un sentimiento de potencia pero que no niegan sus necesidades afectivas y eróticas –define Iris Pugliese-. Como pareja, lejos de elegir al clásico hombre sólido y protector, buscarían a alguien que representa a un hermano menor que les inspira cierta ternura pero al que dominan por ser dependiente”.

Según la especialista, las mujeres involucradas en este tipo de vínculo suelen tener dificultades para asumir la función materna de un modo tradicional, pero la calidad del vínculo con los niños mejora a medida que crecen y se vuelven autónomos.
Los hombres involucrados en esta relación, por su parte, suelen tener un desempeño laboral irresponsable o de escaso reconocimiento social y se manejan mejor en el ámbito doméstico.

Parejas “puertas afuera”

Este tipo de uniones suele conservar el romanticismo propio del noviazgo. Y como no hay convivencia, no se produce el desgaste cotidiano. Víctor Michelón enumera, entre los motivos para formar una pareja en la que cada integrante vive en su propia casa, por oposición a un hogar común, razones económicas, o la presencia de hijos de relaciones previas, el hecho de que los integrantes puedan ser demasiado jóvenes y prefieran vivir separados para no perder ciertos beneficios de la soltería, o que la persona estima que sus capacidades no son adecuadas para cumplir un rol de pareja.

Para Iris Pugliese, este tipo de relación suele ser propiciada por mujeres que se han sentido explotadas en experiencias matrimoniales previas, o que quieres preservar su actividad laboral. Y explica que este tipo de uniones “son expresión de una tendencia creciente hacia el mantenimiento de la individuación en las relaciones amorosas. Eso sí –advierte- no son aptas para personas celosas”.

Parejas a distancia

“Algunas personas pueden llegar a preferir, de alguna manera, mantener una relación con un amor cuya condición erótica sea la distancia, porque de ese modo intentan preservar la imagen idealizada que se forjaron en los primeros y pocos contactos que han tenido con ese objeto de amor –explica Iris Pugliese. Es decir, que aquello que a simple vista parecería ser un obstáculo para la relación amorosa, es en realidad lo que la posibilita y vuelve excitante”.

“Es muy fácil enamorarse de una idea mental que se tiene de alguien”, opina Víctor Michelón. Para el psicólogo, las relaciones a distancia son un tipo de amor platónico, que se vuelve más deseable gracias a la distancia. Pero que, una vez que la personas se encuentran, corre el peligro de terminarse rápidamente.

“Podemos suponer que el tener un amor con impedimentos trasforma la relación en un amor de novela, tipo Romeo y Julieta –agrega Pugliese-. La escasez de contactos no sólo prolonga la etapa de idealización de comienzos de una relación, sino que puede indicar que se trata de personalidades con cierto grado de temor al contacto físico o bien decididamente de fobias sociales”.

Los dos especialistas están de acuerdo en que en las relaciones de este tipo, los integrantes suelen mostrar (y ver del otro) solamente sus características más agradables, lo que contribuye aún más a la idealización del otro.

link a nota original: http://www.ciudad.com.ar/ar/AR_Nota_2005/0%2C3813%2C2681%2C00.asp

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